Concepción oriental de lo externo/ interno desde el velo Islámico.

¿Por qué una joven que crece bajo preceptos ajenos a cualquier tipo de expresión espiritual y religiosa, a una edad  joven de acaso 24 años decide convertirse al islam?

  • Esque uno no elige eso… dije con absoluta certeza de que, como me habían comentado del caso específico de esta chica, nativa canadiense y  de crianza “atea”, dentro de un país como este, donde la variedad cultural es cada vez más abundante, y donde las tendencias espirituales proliferan, se trataba de una decisión incoherente,  ¿porqué, optar por el sexismo musulmán teniendo tantas opciones dentro de los cual escoger, por que optar por la  cohibición: del propio cuerpo, de palabras y gestos de expresión, porqué cohibirse de vivir extensas  la era del “espacio público” como un ciudadano más?. – No, no es lógico- el sentirse seducido hacia esta forma religiosa que por sobre todo es radical.

Tal vez la pequeña historia en el anterior párrafo no sea más que el ejemplo de una de las muchas formas actuales de pretender “sentar cabeza”, o incluso (aunque opuesta a los fundamentos de la religión a la que refiero) una vía de rebelión frente a una tradición.

hiyab
Joven musulmana llevando el Hiyab

Comíamos en Medio Oriente, un restaurante de comida Árabe en Barranquilla, vimos el ingreso de una pareja que se ubicó en la mesa del lado, notamos con cuan gracia natural se desenvolvía la muchacha que cubría su cabeza y cuello con un Hiyab, que a pesar de saberse observada no alejó la suprema atención de sus propios asuntos. Llamaba la atención, y  su comportamiento nos maravilló… no parecía sufrir internamente “los terrores del islam”, todo lo contrario, un aura de elegancia y tranquilidad la rodeaba. Así que nuestro almuerzo oriental fue entorno a posturas sobre el uso del Hiyab  y su significado hoy, siglo XXI, Colombia… que en principio, como ya referí, genera una situación de extraordinariedad, es inquietante, produce algo de embeleso el intentar comprender dicha cultura “ajena” con la atenta mirada, pues de ninguna forma se espera llegar cruzar palabra, ella no pareciera admitirlo. Ese simple elemento en su cabeza  nos hace consientes de  “la diferencia”, y supone un ejemplo de los patrones sociales que día a día conducen nuestra percepción de la vida. Un simple pañuelo  “Icono”, forma de distinción que posiciona un distanciamiento, es una forma delimitativa…

Se citó previamente el caso de la chica canadiense, Ella lleva usando el Hiyab ya dos años. ¿Qué implica pues la costumbre del tocado “que cubre”? , elemento mundialmente conocido y asociado al prototipo de  mujer islámica. Incluso hablando de la escalofriante Burka se concluyó que tal uso de por sí no estaba descrito en el Corán y más bien se trataba de la asimilación radical del postulado divino  que reza:

Niña llevada por un par de mujeres musulmanas que llevan puesta la Burka
Niña y  par de mujeres musulmanas que llevan puesta la Burka

Di a los creyentes que bajen la mirada y guarden sus partes privadas, eso es más puro para ellos. Es cierto que Allah sabe perfectamente lo que hacen.

Y di a las creyentes que bajen la mirada y guarden sus partes privadas, y que no muestren sus atractivos a excepción de los que sean externos; y que se dejen caer el tocado sobre el escote y no muestren sus atractivos excepto a sus maridos, padres, padres de sus maridos, hijos, hijos de sus maridos, hermanos, hijos de sus hermanos, hijos de sus hermanas, sus mujeres, los esclavos que posean, los hombres subordinados carentes de instinto sexual o los niños a los que aún no se les haya desvelado la desnudez de la mujer.

Y que al andar no pisen golpeando los pies para que no se reconozcan adornos que lleven escondidos.

Y volveos a Allah todos, oh creyentes, para que podáis tener éxito. (Versículos 30-31 / Surah 24)

 

Tipos de velos y su uso en el Mundo Islámico
Tipos de velos y su uso en el Mundo Islámico

Entendemos pues, que  si bien se nos habla de “dejar caer el tocado” no hay especificación alguna sobre lo que es considerado “el atractivo femenino” que debe ser vedado. Y he allí la razón por la cual existen tantos modelos diversos con que cubrir a la mujer, pues unos consideran que con cubrir el cabello además de no hacer tan evidente las “formas” femeninas con ropa holgada se cumple con el precepto. Así como  otros, una minoría, considera peligroso TODO cuanto la identifique como una, y se busca la neutralidad (La burka)  ELLA de por sí “no quiere existir ante los ojos de los demás” una protección intencional frente a lo externo. Un precepto que se mantiene intacto desde su “invención”.

Se conoce que el uso de la Burka  tiene su origen en grupos paganos de Beduinos (nómadas), como protección ante los intensos vientos desérticos prenda que es posteriormente adoptada (en el mundo moderno) bajo orden del líder fundamentalista (musulmán) Afgano, hecho al poder durante la guerra contra la invasión Británica. Habibulla era su nombre,  un hombre con dinero y posición, que de acuerdo al  designio divino, en beneficio de sus prósperos manejos poseía un Harén (Conjunto de mujeres que viven bajo la dependencia de un mismo jefe de familia) en contra de la ley vigente que lo impedía, Habibulla “obligaba a sus esposas a usar la  Burka para que nadie más pudiera ver su belleza”.  Fue para entonces herramienta de adaptación de oriente a occidente, “impermeabilizante” cultural ante la incipiente entrada Británica, eco de la interculturalidad que desde la era colonial, el mundo Moderno  seguía maquinando. Pareciese irónico pero resultó como un invento más dentro de la era de invenciones, pues nace por una necesidad e incluso encuentra cierta evolución con el tiempo, evitando perder la esencia que  promueve su uso, la de establecer “la diferencia”, aquí conceptos como Exterior e Interior, público y  privado, tienen gran incidencia. Pues contextualmente nos situamos en una invasión bárbara, y además el recelo hacia el invasor era más que obvio.

La Burka fue una barrera social, pues se  pretendía hacer entender, que si bien en parte se perteneciera al imperio Británico, la  legitimidad cultural musulmana, esbozada en las escrituras  Coránicas, no iba a ceder. Exaltando que podían  coexistir lo público y lo privado, permitiendo, por medio de objetos como este, el dialogo entre ambos.

Aquí el que se “sacrifica” es el espíritu musulmán, que de hecho tiene una concepción bastante flexible frente al asumir el  cambio en sus dinámicas de vida, de verlo ineludible. Motahari (1980) en su libro “Los derechos de la mujer en el islam”  al respecto dice:

Una vez que veamos que las circunstancias temporales han cambiado, en seguida aboliremos las leyes existentes y estableceremos otras leyes en su lugar… ya que cada época demanda nuevas leyes y las leyes  sociales y civiles del islam están en consonancia con  la vida simple de los árabes de jahiliyyah…con costumbres y tradiciones pre-islámicas. (p. 60)

Habibulla representaba pues un movimiento en principio radical (como digno Fundamentalista), legal (lo político y lo religioso, al contrario de vasto mundo occidental, aquí no se han escindido, el Córan es la ley) y tácito a la vez, que se oponía a la inserción desmandada  Británica cargada con principios occidentales que pretendieran trastocar su cultura. Esos británicos permeados hasta la médula por el brote de conocimiento  que dejo entrever el siglo XX, los cuales ampliaron la visión y la capacidad de desempeño humano, posicionando al hombre en una esfera neutra y todopoderosa, donde los límites fueron desdibujados en muchos sentidos: el ascenso de la clase media  dio pistas de que los límites trazados históricamente podían ser abolidos ( en este punto cabe resaltar el índice de secularización al que se tendió en la época, el principio de “siervo” divino ya no resultaba satisfactorio para la filosofía de vida).

El límite del que hablo es aún el mismo (Público/privado) del que el musulmán no podía (por principio Divino) concebir como trastocado o unificado, ni como “enseñanza moderna” ni mucho menos aplicado abiertamente desde intereses de otros hacia su pueblo.

La educación ética que reciben los musulmanes de hecho no propone una respuesta diferente, he aquí el testimonio de una mujer marroquí, Fatema Mernissi (2008):

De pequeña me decían constantemente: ‘solo los burros farnass’ (sonreír, levantando el labio superior dejando ver los dientes anteriores) ¡apretar el labio no tenía, pues nada que ver con el frío! Esta actitud traducía más bien una cierta forma de contraerme, una ausencia de generosidad a nivel sentimental.  (p.57)

Esa constante intención de “constreñir” de la cultura Islámica más que una represión inhumana e injusta parece desde este punto de vista, más una manera ciertamente efectiva de salvaguardar su práctica cultural. El hiyab no es una barrera entre un hombre y una mujer, sino entre dos hombres (El mundo, 2010).

Podría entonces hablarse, de que de lo que se guardan realmente es de terceros, entendiéndose  estos de diversas maneras, a un nivel micro con los dos hombres dentro del contexto inmediato a los que parece referir la cita o al tercero que podría representar el  conquistador “invasor” que entra a frustrar una relación, ya no únicamente entre un hombre y una mujer, sino una relación  entre muchos hombres y muchas mujeres, la relación de  toda una comunidad con sus preceptos más íntimos, los  espirituales.  De hecho la palabra  Hiyab deviene de “cortina” y se sabe que en la época de los Califas Rachidíes, se impuso el uso de cortinajes que separaban el lugar donde se situaba el príncipe (Califa) del ocupado por el pueblo.

La gracia de la mujer del restaurante no es gratuita, el uso del velo sobre su cabello demuestra que  ella es fiel (o hace lo posible para serlo)  y por ello también virtuosa, (véase la importancia del NAMUS en oriente) usa orgullosa su velo, no sostiene mirada con nadie e incluso para solicitar algo es monosílaba y no parece pretender  farnass. Incluso la canadiense convertida considera haber encontrado una respuesta digna en este uso.  Considero ahora ciertas palabras que me encontré en algún documento, algo que leí y en su momento me pareció absurdo y por ello no recuerdo donde fue, y eran: parece que el velo es otra forma de “ser” mujer. Gracias a la fuerte carga que conlleva, aún en occidente moda o no, lo cierto es que funciona.      

 

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFIAS